Sóley i'll drown
Me ahogo
Una mañana soleada.
Un día como cualquier otro, vi su reflejo en la ventana.
Fue tan inverosímil que permanecí estática y en silencio.
Estaba aterrada, después de cinco años nadie esperaba su llegada, mucho menos
ella.
Cinco años pueden marcar una brecha de un antes y un
después. En cinco años de espera son muchas cosas las que pueden suceder. Y
sucedieron.
Un 29 de Marzo fue cuando metieron a mi papá a la cárcel.
Un 29 de Marzo fue la última vez que lo vi. Las gotas caían y salpicaban en el
suelo cuando con un tosco abrazo yo me despedí.
Todo fue muy rápido y repentino, un grupo de uniformados lo alejaban de
mí.
Mi mamá lloraba arrodillada en el suelo, suplicaba y
luego preguntaba ¿Por qué a mí?
Pero ya de eso han pasado cinco años. Cinco años en los
que quise volverlo a ver, pero los contundentes ¡no! Y el paso del tiempo
borraron mis recuerdos y mis ansias de él.
Ahora lo veo fuera de esta casa, casa que fue suya, donde
me vio crecer.
Sus lágrimas corren como una lluvia por su cara, que ni
el sol ni la brisa podrán corromper.
¿Un crimen que no cometió? Muchos rumores salieron al
respecto. El asesinato de una chica de apenas 16.
Me pegué a la pared reviviendo recuerdos, una pena, una
tristeza que me hicieron correr.
Corrí hasta él dejando abierta la puerta.
Él solo miraba, lloraba en silencio y soltaba un suspiro
cada cierto tiempo.
Quería decir algo, pero las palabras no salían. Yo solo
veía como el sufría.
Una casa, que fue su casa, pero ya no lo era, porque
adentro estaba llena.
Alguien había ocupado su lugar.
Tenía miedo, verlo me hacía ahogarme, la sensación de
vértigo no quería dejarme.
Aun así él tomó mi mano y deje que lo hiciera.
Soltó un suspiro mientras veía la casa.
Su rostro avejentado y torturado parecía esconder un
oscuro secreto.
No pude detenerlo cuando con pasos largos entro a mi
casa.
Permanecí afuera estática, paralizada por una marea que
me tragaba.
Era ajena a lo gritos, a los sonidos de platos al caer,
fui ajena al fuego.
La casa lo atrapó y con él se llevó lo que un día nos
unió.
Las brasas calientes chocaron contra mi cara, cuando me
percaté de lo que sucedía ya no podía hacer nada.
Ahora cada vez que lo recuerdo experimento como me
ahogaba, cuando él tras escapar de la cárcel quemó lo que más amaba.
En mis peores sueños lo veo.
A él, fuera de la casa, llorando y soltando un suspiro.
Y despierto ahogándome.
Relato basado en la canción mencionada arriba.
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